por R. Soza
Es notable el hecho desproporcionado de
participación laboral masculina que se tenía en el siglo anterior, en donde el
rol del varón en la familia era de proveer los recursos económicos, el hogar,
el techo, los alimentos, la vestimenta, y demás gastos que se atribuían a él,
quedando las labores domésticas, el cuidado de los hijos, la preparación de los
alimentos, la limpieza del hogar y la ropa, a la mujer.
Este
escenario era considerado normal hasta por las propias mujeres, quienes
recomendaban a sus hijas dejar de lado la educación secundaria, universitaria,
o incluso primaria, para aprender a ser una “buena esposa” hacendosa y
complaciente.
Sin
embargo, diferentes hechos a través de la historia permitieron que el género
femenino diera cuenta de que podían y merecían mas. Entre estos el derecho al
voto, la inserción de la mujer en actividades consideradas netamente masculinas,
como la milicia, la policía, carreras de ingeniería, deportes como el futbol,
altos puestos públicos como la presidencia, entre otras.
Ya
por los años 70, se hicieron avances en la normativa de diferentes países. “Las
leyes de igualdad de trato fueron eficaces en la lucha contra la discriminación
directa, pero no suficientes para asegurar la igualdad real. Las políticas
aparentemente neutras produjeron resultados sumamente diversos para hombres y
para mujeres”. (Kideitu, 2007)
El
periodo de los años 80, “se caracteriza por el impulso de políticas y programas
basados en la aplicación de medidas positivas y específicas dirigidas a
suprimir y prevenir la discriminación o compensar las desventajas que
encuentran las mujeres en el mercado laboral”. (Kideitu, 2007)
Con
todo, a finales del siglo pasado, algunas mujeres llegaron a ser conscientes de
que no son menos que sus parejas, aunque este surgimiento solo es visible en
los estratos socioeconómicos medio y altos de los grandes centros urbanos,
observándose en las periferias y las zonas rurales un retraso en esta forma de
pensamiento.
En
la actualidad se han ido planteando y ejecutando bastantes proyectos con
enfoque de género, a fin de gestionar resultados visibles para el género
femenino. Una herramienta muy útil a la hora de formular un proyecto es el
Análisis de Actores Involucrados con Enfoque de Género, que “tiene por objeto
visibilizar a las mujeres y varones involucrados con el fin de crear las bases
para la participación durante las etapas de preparación, ejecución y
seguimiento del proyecto y ajustar los objetivos y actividades del proyecto o
proceso a la realidad de hombres y mujeres y de pueblos y nacionalidades de las
comunidades afectadas. Este análisis implica aclarar: los intereses y los roles
de cada grupo de actores e identificar las consideraciones o brechas de género
de los grupos involucrados en el proyecto”. (Dirección de
Planificación e Inversión, 2011) . Así, esta
herramienta permite determinar los Roles e Intereses por género, como las
brechas de género existentes.
Como
menciona Kideitu, “las mujeres se incorporan ahora más tarde a la actividad y se
retiran después, incrementando significativamente no sólo la intensidad de su
participación en la actividad, sino su compromiso y dedicación a lo largo del
tiempo”. (Kideitu, 2007) . Esto implica que
exista una reorganización en los papeles que el hombre y la mujer tienen en el
hogar, asumiendo la mujer el periodo de “transición”. Además, los niveles de
fecundidad han disminuido en estos sectores donde la mujer ocupa un papel
laboral fuera del hogar, teniendo también el primer alumbramiento mas tarde.
Es así que los proyectos de desarrollo que planteamos los profesionales no deben
estar dirigidos a generar más trabajo o mejores ingresos al género femenino.
Mas por el contrario, se deben prever las consecuencias futuras que estos
cambios pueden traer, debiendo considerar que la mujer no deja su papel de
madre o jefa del hogar bajo ninguna circunstancia. Es decir, se deben
considerar que no existan incrementos de tensión o estrés para las mujeres
beneficiarias de estos proyectos.
Bibliografía
- Dirección de Planificación e Inversión. (2011). Metodología de Transversalización. Quito, Ecuador: Ministerio del Ambiente.
- Kideitu. (2007). Guía para la incorporación del enfoque de género en los proyectos de empleo y formación. Araba, España: Emakunde/Instituto Vasco de la Mujer.
Imagenes:
- https://www.muralesyvinilos.com/murales/p/muralesyvinilos_25213679__XXL.jpg
- http://images.lagazzettadf.com/2015/02/mujer-trabajando.jpg
- https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4gzx0K31g_VegV-uuCDsCb-CRu95BUdZS8FybzGAhnggbM-gkwDqm8bSqm3WTE9VJesPEuhfBCf0XXPIX83NU4i2EELT4Fk59uOxR562JhBqpW5IlZbIZukx5PCfCku0xfqL-IQne8_5Z/s1600/mujertrabajadora2.gif
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